
En cualquier caso, al margen de obras perdidas, no deja de ser curioso que hasta 1565 no se escogiera en Europa esta estación como protagonista de una obra de arte. Me imagino que pintar con predominio de blancos debe ser muy complicado, a la vez que muy poco sugerente.
Se trata de “Cazadores en la nieve”, de Pieter Brueghel el Viejo, un renacentista flamenco especializado en paisajes y escenas constumbristas y campesinas: entre sus obras destacan además la famosa La torre de Babel, también en Viena, y El triunfo de la muerte, esta en el Museo del Prado.
En el cuadro, aparentemente muy sencillo aunque lleno de detalles, destacan en un primer plano los cazadores que dan título a la obra, con sus perros y el magro resultado de su jornada, el zorro que porta uno de ellos. El cansancio y dificultad para andar sobre la nieve que muestra su porte contrastan con el ambiente festivo del fondo, en el que se pueden ver gente jugando en los lagos helados.
Curiosa mezcla de evocaciones: frío, humedad y los pies congelados, pero también el aire fresco en la cara y la alegría infantil de la nieve… esta noche comienza el invierno.
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