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viernes, 12 de noviembre de 2010

De gustibus non disputandurn

O si, porque hay cosas que resultan de sentido común.

Me explicó: Desde el punto de vista racional, la energía eólica es una de las opciones más interesantes que se nos ofrece para superar nuestra actual dependencia de los combustibles sólidos.
Sin embargo, desde que se instaló un parque eólico en mi paisaje privado, en el paisaje de mis recuerdos, no he podido obviar el malestar que me produce su presencia. Hacen un ruido sordo muy desagradable, sus luces destellantes te llaman la atención incluso cuando no los miras y su porte resulta intimidante.... Además, resulta perturbador su continuo movimiento en un horizonte habitualmente deshabitado e inmóvil.
De repente te encuentras en un bando muy desagradable, aquellos que consideran que algo necesario, un centro para toxicómanos, un vertedero, un aeropuerto, debe instalarse en cualquier sitio menos en su pueblo o en su barrio.

Este incomoda sensación se acrecienta cuando encuentras noticias como la siguiente: Desde el punto de vista de la vida salvaje, las turbinas tienen un color equivocado. Según explica la BBC, un estudio de una universidad británica ha puesto de manifiesto el motivo por el que algunas aves terminan estrellándose contra la palas: al parecer, el color blanco de los aerogeneradores atrae a los insectos y estos, a su vez, atraen a los insectívoros.
Se trata de uno de esos estudios que aporta datos científicos para aclarar algo que el sentido común tiene bastante claro: el color blanco atrae a los mosquitos….. Y la solución a este problema es todavía mucho más evidente: hay que utilizar otros colores, y el más apropiado, según los científicos británicos, es el color púrpura.

Me tranquiliza el hecho de que en la propia noticia se diga que “esto no significa necesariamente que las turbinas se deban pintar de ese color”. Menos mal.