Un despegue económico que hay que definir en su justa medida, ya que en este caso tan sólo supone que los campesinos han encontrado una fórmula que les permite salir de la agricultura de subsistencia a la que parecían estar condenados eternamente.
Plantan este árbol en laderas improductivas, en sus poblados, en las riveras de los barrancos.... también en algunas de sus tierras más productivas. Según cuentan, una hectárea de eucaliptos puede generar al cabo de siete años unos ingresos de cuatro mil euros, lo que supone una fortuna en un lugar donde los maestros cobran unos 1.200-1.300 euros anuales.
Lo utilizan como material de construcción, como combustible (en sustitución de la bosta de vaca), para fabricar herramientas... incluso para dar sombra, algo fundamental en este clima. Lo denominan "tree bank", "life tree", mientras que los ecologistas tratan de hacerse oír apelando a la protección de la biodiversidad o los riesgos de los monocultivos.
A fin de cuentas, como escuché en el Congreso sobre el eucalipto al que asistí en Addis Abeba: ¿que alternativa le estamos ofreciendo a los campesinos?.
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