jueves, 30 de septiembre de 2010

Pimientos en la azotea

Tambien tomates y lechugas, además de repollos, melones y sandías. En los patios, patatas, boniatos y parras....Este será el paisaje de las futuras "ciudades verdes" que defiente la FAO, al menos en los países en desarrollo, en las que este nuevo concepto de ecología urbana, radicalmente diferente a como se entiende en occidente, puede suponer una auténtica revolución
Esta organización internacional,  que lleva varios años trabajando en la "horticultura urbana", maneja algunos datos muy interesantes:
  • En los últimos 10 años, la población urbana del mundo en desarrollo ha crecido casi al doble de velocidad que el total de la población, de 2 000 a 2 500 millones de personas, lo que equivale casi a cinco ciudades nuevas del tamaño de Pekín al año
  • Para 2025, más de la mitad de la población del mundo en desarrollo -unos 3 500 millones de personas- vivirá en las ciudades.
Se trata de una bomba de relojería demográfica, con consecuencias de todo tipo: carencias sanitarias e higiénicas, ausencia de servicios básicos, dificultades de acceso a agua potable, déficit de alimentos inocuos y nutritivos y falta de medios de subsistencia sostenibles.
La solución planteda por la FAO no deja de ser atractiva y cuenta con una larga tradición en la historia de la humanidad. De hecho, en la actualidad, unos 130 millones de pobladores de los centros urbanos de África y 230 millones en América Latina practican la agricultura, sobre todo la horticultura, a fin de proporcionar alimentos a sus familias o para obtener ingresos de la venta de sus productos.
Más datos de la FAO:
  • Los huertos comerciales de la ciudad abastecen más de la mitad del suministro de hortalizas dePekín.
  • En Cuba, el 60% de la producción hortícola se lleva a cabo en zonas urbanas y la ingestión per cápita de fruta y hortalizas supera el mínimo recomendado por la FAO/OMS: 400 g de fruta y hortalizas (sin contar las papas y otros tubérculos amiláceos).

En definitiva, quizás todos debamos olvidarnos del jardín de ascendencia británica o francesa, incluso de los grandes parques públicos. Quizás sea el momento de comenzar a preguntar de dónde salen las cebollas y las patatas.

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